Dra. Ana Leonor Acosta, Pediatra, Coordinadora del Pabellón de Pediatría del Hospital General de la Plaza de la Salud (HGPS).
El dengue es una enfermedad febril causada por un virus, el virus del dengue (DENV) perteneciente al género Flavivirus de la familia Flaviviridae.
Tiene cuatro serotipos, denominados DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4 y afecta a billones de personas, especialmente en las regiones tropicales y subtropicales, zonas de América del Sur y Central, Sudeste de Asia, Pacífico Sur, África y el Caribe, constituyendo un importante problema de salud a nivel mundial, con una alta tasa de hospitalización tanto en niños como en adultos.
Según el informe dado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que alrededor de 3,000 millones de personas viven en zonas de riesgo de contraer dengue, presentándose aproximadamente unos 390 millones de infecciones y cerca de 20,000 muertes por dengue al año.
Mosquitos transmisores. La transmisión del dengue se produce por la picadura del mosquito hembra Aedes aegypti, y en menor frecuencia por Aedes albopicttus.
El Aedes aegypti, originario de África, migró al continente americano durante los siglos XV al XVII a bordo de los barcos que transportaban esclavos y actualmente está distribuido en las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Esta especie pica durante el día.
La migración del mosquito Aedes albopictus, originaria del Oriente y de la India es más reciente, ocurrió en las últimas dos o tres décadas. El mosquito adulto deposita sus huevos sobre las paredes internas de los recipientes con agua, por encima del nivel de agua; estando en un ambiente acuoso, el proceso de incubación del huevo puede durar de días a meses hasta convertirse en larvas. Las larvas en cinco días se convierten en crisálidas, que viven en el agua y en dos a tres días pasan a etapa adulta.
Los lugares de estanque de agua descubierta, como neumáticos (gomas), cubetas, tanques, vasos, floreros, latas, botellas, cisternas, barriles y zanjas, entre otros, son propicios para el desarrollo de mosquitos. Esto favorece mayores oportunidades de transmisión de la enfermedad.
Transmisión. Cuando el mosquito pica a una persona infectada por dengue, este ingiere la sangre con el virus, que se incuba en el mosquito por un periodo de 8 a 12 días. Posteriormente el mosquito transmite el virus picando a otra persona, la cual después de cinco a siete días puede presentar síntomas de la enfermedad. De esta forma se propaga la infección.
Clasificación del dengue. La clasificación recomendada por la OMS establece dos formas de enfermedad, dengue y dengue grave.
Dentro de la primera forma de enfermedad están el dengue sin signos de alarma y el dengue con signos de alarma.
El dengue sin signos de alarma corresponde al cuadro manifestado como un síndrome febril inespecífico; se sospecha el diagnóstico cuando en el sector al cual pertenece el paciente se han confirmado otros casos.
El dengue con signos de alarma corresponde al paciente que presenta dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, acumulación de líquidos, sangrado de mucosa, hepatomegalia (aumento del tamaño del hígado) y aumento progresivo del hematocrito.
El dengue grave se caracteriza por la presencia de uno o más de los siguientes parámetros:
1. Choque por extravasación de plasma, acumulación de líquido con dificultad respiratoria, o ambas.
2. Sangrado profuso.
3. Compromiso grave de órganos. Hígado con niveles elevados de enzimas hepáticas; sistema nervioso central (SNC) con alteración de la conciencia, entre otros.
La enfermedad. Aunque la progresión de la enfermedad a dengue grave puede presentarse en cualquier paciente según la agresividad del virus, son más susceptibles de complicaciones los pacientes menores de un año de edad, los mayores de 65 años, las embarazadas y aquellos con otras condiciones patológicas agregadas, tales como diabetes, cardiopatías, nefropatías y desnutrición, entre otras. Sin embargo, en general los casos de dengue tienen buena evolución y pueden ser tratados en cualquier centro de salud con personal capacitado y con un adecuado seguimiento clínico. Si el paciente evoluciona de forma favorable, tras un adecuado manejo clínico se inicia la etapa de recuperación con la reabsorción de líquidos.
Mejoría del estado general y remisión de la enfermedad. Luego de la recuperación de la enfermedad, se adquiere inmunidad permanente para el serotipo correspondiente, no así para los otros serotipos, para los que el paciente solo tendrá protección parcial y temporal. Las infecciones posteriores causadas por uno de los otros serotipos aumentan las probabilidades de padecer un dengue grave.
Publicado en el: Periódico Hoy Digital.