Difteria, enfermedades prevenibles que regresan

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Publicado en: Hoy Digital
Autora: Dra. Claudia María Scharf, Médico pediatra, Unidad de Cuidado Intensivo Pediátrico del Hospital General de la Plaza de la Salud.

La alerta emitida recientemente por las autoridades sanitarias sobre la aparición de casos de difteria y muertes secundarias a esta enfermedad en Haití, ha causado gran revuelo y preocupación en nuestro país y viene a recordarnos la importancia que tienen los programas de inmunización contra enfermedades prevenibles y su mantenimiento en el tiempo con la debida supervisión.

Ejemplos sobrados encontramos diariamente en la prensa reciente sobre el peligro que nos acecha en relación con el tema de enfermedades hasta el momento prácticamente erradicadas que están retornando, y es que nunca como ahora, el dicho de las abuelas de que “el mundo es un pañuelo”, había sido tan cierto. Ya nos advertía el año pasado la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre el regreso del sarampión a las Américas; países como Argentina, Canadá, Estados Unidos y Venezuela reportaron numerosos casos confirmados de la enfermedad y en los primeros meses de este año se sumaron a la lista Antigua y Barbuda, Brasil, Colombia, Guatemala, México y Perú.

Previamente ya se conocía de casos en algunos países de Europa, tanto de sarampión como de difteria, y últimamente se han notificado brotes de paperas en algunas ciudades de Estados Unidos. Si siguiéramos investigando, la lista de países seguro continuaría creciendo.

Las razones de la reaparición de enfermedades que se pensaban controladas varían dependiendo de cada país, pero se pueden citar dos principales. En los países industrializados el surgimiento de grupos antivacunas ha sido la principal causa; estos grupos han culpado a las vacunas de ser responsables de otras enfermedades hoy en boga (autismo, entre otras) y han realizado campañas muy intensas que han ido calando progresivamente en el pensamiento y acción de muchas comunidades. Hay que aclarar que hasta el momento no ha sido posible demostrar seriamente una relación causa-efecto de las vacunas con las referidas enfermedades, pero eso no ha detenido el rechazo por parte de esos grupos. En los países con economías menos avanzadas la razón casi siempre aduce al no cumplimiento cabal de las normas y protocolos de inmunización en términos de cobertura universal, seguimiento y refuerzos, situación que promueve y permite la aparición esporádica de brotes y la incapacidad de control y erradicación de determinadas enfermedades.

Tanto una razón como la otra interfieren con la posibilidad de prevenir directa y activamente determinada enfermedad y de proteger a la población general aún no inmunizada mediante lo que se conoce como “inmunidad de rebaño” o de grupo, donde la protección viene dada ante la presencia de un porcentaje elevado de individuos protegidos.

El riesgo de esto salta a la vista: aumento de casos de enfermedad, secuelas y muertes secundarias, sin mencionar el gasto emocional y económico que acarrea a las familias, a la sociedad y al país en general, obligado entonces a redireccionar la inversión de tiempo y recursos en salud.

La globalización, y por tanto la disminución de las distancias entre los países, hace que el descontrol de ciertas enfermedades en un determinado lugar se convierta en una preocupación y un problema para el resto del mundo; las fronteras existen, pero las enfermedades no las respetan, por lo que esta alerta no debe dejarnos indiferentes y es necesario tomar las acciones debidas, de manera particular, comunitaria y estatal.

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