Año nuevo, dieta nueva: ¿Un nuevo fracaso?

Dra. Chantal Ruíz, Nutricionista.

La industria de la dieta es un negocio multibillonario, sin embargo, la obesidad no desciende, todo lo contrario, se ha convertido en una epidemia que no hemos podido parar, ya que aproximadamente 1,600 millones de personas en el mundo tienen exceso de peso y por lo menos 400 millones de ellas son obesas.

La obesidad es, además, el quinto factor de riesgo de defunción en el mundo.

Estas cifras son la muestra de por qué querer adelgazar no pasa de moda, y menos en esta época.

Perder peso es uno de los más comunes propósitos o resoluciones de cada año que comienza.

Y como siempre inicia esa búsqueda de “la dieta” perfecta, las que nos ofrece milagros, la que, si nos asegura perder peso de forma rápida, mejor.

Como consecuencia, se termina siendo víctima de soluciones instantáneas a un problema crónico, de años de malos hábitos, de decisiones equivocadas, de descuido.

Un problema derivado del ambiente obesogénico y la calidad de los alimentos a la que estamos expuestos.

Un entorno contaminado con alimentos muy densos en energía y bajos en nutrientes, que a su vez son más asequibles, de una alta disponibilidad y facilidad de consumo que las opciones saludables.

Condiciones que sin dudas favorecen el aumento de peso al mismo tiempo que la delgadez se glorifica en los medios y en las redes sociales.

No es de extrañar que tantas personas tengan una relación alterada con la comida, y es que la búsqueda de pérdida de peso, en su gran mayoría no comienza por la salud, sino desde un falso ideal de belleza.

Así es como en lugar de centrarnos en el bienestar, la cultura de la dieta nos ha adoctrinado tanto, que el objetivo es tener un número menos en la balanza, como resultado, el dietismo crónico, se ha instalado en la vida de tantas personas.

El principal error es repetir la misma estrategia, buscando conseguir resultados distintos.
Insistir una y otra vez con dietas cada vez más absurdas, mucho más restrictiva que la anterior, como si tuvieses la sensación de no haberlo hecho bien la vez pasada.

La cultura de las dietas se ha encargado de convencernos de que la delgadez es cuestión de voluntad, y quien no la ha alcanzado es porque no se ha esforzado lo suficiente.

La realidad es que el peso está determinado por innumerables variables, varias de ellas fuera de nuestro control.

Desde el momento que el objetivo es perder peso y no cambiar hábitos, el abordaje dietético está destinado al fracaso, el problema está en que, con cada derrota, se disipa la autoestima, sobreviene una perturbación emocional por hábitos equivocados, junto a fuertes sentimientos de frustración, y con ello, miedos e inseguridad personal, desórdenes alimenticios, distorsión de la imagen corporal, e infelicidad.

Es momento de revalorar y plantearse hacer cosas distintas.

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