Con la llegada del covid-19, la población mundial ha sufrido un cambio irreversible. Es un secreto a voces que hay un antes y un después en la vida de cada uno de nosotros.
La pandemia ha cambiado nuestra manera de vivir, alterando el organismo y afectando así gran parte de nuestros sentidos, como es el caso del olfato y el gusto, donde la pérdida del mismo se ha convertido en uno de los síntomas cardinales en la enfermedad por coronavirus.
Casi todos los pacientes que presentan anosmia (pérdida total del olfato) tienen percepción normal de las sustancias saladas, dulces, ácidas y amargas, pero carecen de la discriminación de sabores, que depende en gran medida del olfato. Por consiguiente, estos pacientes refieren pérdida del sentido del gusto (ageusia) y no disfrutan de la comida.
Los trastornos olfativos y gustativos son síntomas prevalentes en la infección, por covid-19. Gran parte de los pacientes no presentan congestión nasal o rinorrea asociada.
Comprender el momento y la asociación de la pérdida del olfato / sabor en covid- 19 puede ayudar a facilitar la detección y el aislamiento temprano de los casos. La rápida propagación del virus SARS-CoV-2 y la preocupación por la transmisión viral por parte de pacientes ambulatorios con síntomas mínimos o nulos subrayan la importancia de identificar los síntomas tempranos o subclínicos de la infección por covid-19.
De ahí la necesidad de entender y reconcer las diferentes patologías a nivel olfatorio.
La patología olfatoria es una afección bastante común en la población general, puede ser cuantitativa (anosmia/hiposmia) o cualitativa (parosmia/fantosmia).
Se estima que la anosmia e hiposmia, inhabilidad o habilidad disminuida del olfato, respectivamente, afecta entre 3% y 20% de la población mundial, principalmente a adultos mayores; llegando hasta 50% en los mayores de 65 años, y más de 80% en los mayores de 80 años, esto puede alterar de forma relevante la calidad de vida de estos pacientes al disminuir la habilidad de reconocer olores de advertencia en alimentos o medio ambiente, y también al afectar el área de interacciones sociales, higiene, alimentación y sensación de bienestar.
De las patologías cuantitativas, la anosmia/hiposmia puede ser manifestación distintas patologías de base, las más frecuentes son enfermedades rinosinusales, trastornos posinfecciosos (infección respiratoria alta) y tramautismo craneoencefálico. Otras etiologías menos frecuentes son causas congénitas, idiopáticas, tóxicos y enfermedades neurodegenerativas.
La anosmia posviral o posinfecciosa es la causa más frecuente de anosmia, hasta en 40% de los casos. La fisiopatología de base es la congestión primaria de la mucosa, que lleva a obstrucción nasal y pérdida olfativa del tipo obstructiva.
En la mayoría de los casos la anosmia se resuelve una vez que se resuelve el cuadro clínico y la obstrucción, pero algunos pacientes permanecen con anosmia debido a la afección neuronal inducida por el virus. Se cree que uno de los mecanismos sería la disrupción de las neuronas olfatorias. Por otro lado, se ha observado que entre 32% y 66% de los pacientes con anosmia posviral tienen recuperación espontánea a 1 y 3 años plazo respectivamente.
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