Dra. Rosanny González. Médica internista –Neumóloga, del Hospital General Plaza de la Salud.
Se calcula que a nivel mundial el asma afecta a 300 millones de personas. Según la OMS, es la enfermedad crónica más común en niños, aunque constituye un grave problema de salud a nivel mundial en todas las edades, con una prevalencia que va en aumento en muchos países en desarrollo.
Hoy en día continúa siendo una carga para el sistema de salud y para la sociedad, como consecuencia de la pérdida de la productividad laboral, el alto costo de los medicamentos, alteraciones en la vida familiar y el hecho de que aún mantiene una mortalidad alta a nivel mundial incluyendo los pacientes jóvenes.
El asma es una enfermedad crónica frecuente y potencialmente grave.
Provoca síntomas respiratorios, limitación de la actividad física y crisis que requieren atención médica urgente y pueden tener un desenlace fatal.
Hoy en día el asma se puede tratar de manera efectiva y el paciente puede llevar un buen control de su enfermedad, llegando a necesitar poca o ninguna medicación, no presentando síntomas nocturnos, llevando una vida productiva y físicamente activa y evitando las crisis, hasta el punto de mantener una función pulmonar normal o casi normal.
Los síntomas característicos de asma son: sensación de falta de aire, opresión torácica (en el pecho), tos y sibilantes (sensación de silbido en el pecho).
Estas manifestaciones pueden variar con el tiempo en su aparición, frecuencia e intensidad, llegando esto a tal punto de que un paciente puede pasar varios años sin tener manifestaciones y este entender que está curado, lo cual es un error, ya que si es asma como ya hemos dicho es una enfermedad crónica y no se cura, aunque se controla.
El paciente presentará dificultad para expulsar el aire de sus pulmones, lo cual está dado por una estrechez de la vía respiratoria, engrosamiento de la pared y aumento de la mucosidad.
Ciertos factores pueden desencadenar una crisis de asma o empeorar los síntomas, incluyendo las infecciones virales, alérgenos (ácaros del polvo, cucarachas, polen), humo, el ejercicio, estrés e incluso algunos fármacos.
Las crisis a estos factores son más probables cuando el paciente no lleva una adecuada medicación de base.
Las crisis de asma en ocasiones pueden presentarse en pacientes que mantengan su mediación, por lo que es requerido un plan de acción coordinado con su médico de base de cómo el paciente deberá manejarse en esos casos.
El asma es una enfermedad muy variable de un individuo a otro, por lo que es necesaria una adecuada valoración y descartar cualquier otra posibilidad. En este paciente será importante la evaluación por un médico especialista en el área, el neumólogo, quien junto a una adecuada historia clínica, examen físico y estudios especiales determinará si el diagnóstico es asma y el tratamiento que más se adecúe al paciente según la gravedad de su asma, así como las medidas preventivas y el manejo adecuado del paciente ante una crisis.
Todo esto nos dará un paciente con un asma controlado, activo y productivo a pesar de su enfermedad.
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