Comer de todo con moderación: ¿equilibrio o el peor consejo nutricional?

Dilemas. En el mundo de la nutrición todavía existen muchas polémicas

La mala alimentaciones actualmente uno de los grandes males sanitarios del siglo XXI, no solo provoca obesidad, también trae consigo enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, hígado graso, síndrome metabólico, algunos tipos de cáncer, entre otras consecuencias, que de manera conjunta incrementan el riesgo de mortalidad; a pesar de todo este panorama, la desinformación nutricional abunda enormemente, y todo comienza desde consejos tan vagos como inútiles, como el concepto de llevar una “dieta equilibrada” o la trillada frase: “podemos comer de todo pero con moderación”.

¿En qué momento la mala alimentación se convirtió en la primera causa de enfermedad? en el mismo instante en que se diseminó el uso acostumbrado de productos cuyos ingredientes principales son harinas refinadas, almidón (fécula omaltodextrina) y azúcarcon diferentes nombres.

Nos han dejado con la receta perfecta para la inflamación y acumulación de grasa, sin embargo, hoy por hoy, en plena epidemia de obesidad y diabetes tipo 2, nos bombardean con la idea de que comer esos productos es parte de una vida balanceada y deben comerse sin culpa alguna.

¿Cuáles alimentos son los que hay que comer sin culpa?
Aparentemente: dulces, pan, galletas, bizcochitos, bebidas azucaradas, carne procesada, en fin, productos creados industrialmente y probados científicamente que están asociados a las patologías antes mencionadas.

Procurar que nuestra dieta deba ser variada, equilibrada y con moderación, es abstracto. Pues, la realidad es que cuando comemos variado y equilibrado, es porque nos damos el permiso de comer cosas que sabemos que no nos hacen bien, esperando a que por fuerza de voluntad tengamos la moderación suficiente de no comer de más, pero ¿qué es exactamente no comer de más? ¿No pasarnos de calorías, no pasarnos de la porción sugerida en un paquete? El concepto juega un rol psicológico en la dieta, ya que mientras más nos gusta algo, más grande será nuestra definición de una porción “moderada”.

Es preciso entender que comer la porción justa es subjetivo, y muy difícil de hacer cuando dicho producto está diseñado para ser irresistible, después de todo, las empresas de alimentación conocen la base científica que explica qué y cómo decidimos comer y lo han estado usando, con mucho éxito, a su favor.

El propósito principal de toda empresa de alimento es que el consumidor ingiera la mayor cantidad de su producto para maximizar beneficios. Su truco: vender placer, innovando con nuevas fórmulas, más ingredientes artificiales, junto a exceso de publicidad y promoviendo confusión nutricional, porque si el consumidor o victima llegara a enfermarse fue porque no supo comer con “moderación”.

En el mundo de la nutrición todavía existen muchas polémicas, y mientras todavía nos distraen con conceptos como “bajo en calorías», a muchos se les olvidó lo más importante, la calidad de la alimentación.

Tal vez ha llegado la hora de cambiar el mensaje “a cuanto menos, mejor”.

Consecuencias de las “dietas variadas”

Según un estudio dirigido por Marcia Oliveira, la mayor diversidad dietética se asoció a un mayor consumo de alimentos procesados, carbohidratos refinados y bebidas azucaradas, desplazando el consumo de pescados, frutas y vegetales.

Dicho estudio evaluó la dieta de casi 7,000 adultos a lo largo de 10 años, los resultados: se observó que aquellos participantes que tenían dietas más variadas presentaron un aumento del peso y del perímetro abdominal, incrementado su cintura un 120% por encima de aquellos que tenían dietas más monótonas.
Al mismo tiempo, las dietas de menor variedad tuvieron mayor calidad en base a su perfil nutricional, y estas se asociaron con un riesgo 25% menor de desarrollar diabetes tipo 2.

Claramente, la noción de comer variado, “de todo con moderación”, no ayuda a comer con mejor calidad y tampoco a mantener la salud metabólica.

En el ínterin, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, la diabetes la más importante causa de: insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación no traumática; mientras el hígado graso no alcohólico es el motivo más común de enfermedad hepática, y convirtiéndose rápidamente en la principal razón para los trasplantes de hígado.

La creciente prevalencia de todas es reflejo del desbordamiento de tasas de obesidad en todo el mundo, consecuencia de la mala calidad de la alimentación y de consejos nutricionales, que, aunque complacientes, son erróneos.

Preguntas frecuentes
¿Cuáles factores predisponen al consumo de productos ultra-palatables?
Alta disponibilidad. Son cómodos, baratos y accesibles, son hiperpalatables, el coste de alimentos de alta valor nutricional: carnes, frutas y vegetales ha incrementado considerablemente comparado con productos procesados ricos en azúcar.
Los medios de comunicación y las redes sociales contribuyen en gran medida en las elecciones y compras de productos por parte del consumidor. Influencia de nuestro entorno, familia y amigos, tienen una gran relevancia en la cantidad y el tipo de alimentos elegidos.

¿Cómo responde nuestro organismo al consumo de productos ultraprocesados?
La ingesta de comida de alta palatabilidad funciona como un refuerzo positivo, provocando liberación de neurotransmisores, que a nivel cerebral causan sensación de placer, el individuo aprende que la ingesta de este alimento está relacionada con el placer, por tanto, vuelve a consumir este alimento con más frecuencia con el fin de conseguir su preciada recompensa.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Es malo comer con placer?

1-La ingesta se regula tanto a nivel biológico como a nivel hedónico. Dígase que no podemos desligar el placer de comer. Pero, comer y dejar de comer es una interacción entre señales del centro del hambre, hormonas, centro de recompensa, también el contenido de lo ingerido, su capacidad de saciación y saciedad, su efecto termogénico, en fin, la calidad de lo que comemos es fundamental.

Si ingerimos comida procesada hiperpalatable este sistema se altera: aumentamos las ganas de comer y disminuimos la saciación.
Una alimentación saludable no sobre estimula el sistema de recompensa, no crea dependencia.

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