La Constitución fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados (Off. Rec. WldHlth Org.; Actes off. Org. mond. Santé, 2, 100), y entró en vigor el 7 de abril de 1948).
Por lo que pudiéramos resumir que es de una importancia alta que el individuo posea en igual proporción un cuerpo y mente sanos, en conjunto con un entorno que le permita desarrollarse y adaptarse adecuadamente.
A casi 75 años de esta definición, diferentes autores y expertos en el tema han hecho propuestas sobre este enunciado incorporando elementos como la espiritualidad y la afectividad. La intención es poder mostrar con esto que la salud humana debe abarcar todas las dimensiones que nos representan, lo que incluye lo físico o biológico, afectivo y social, sin darle la espalda a otros aspectos como el socio-cultural y laboral, convirtiéndose en un concepto integral.
Actualmente resulta pertinente que lo enmarquemos dentro del momento histórico en que nos encontramos, donde la salud integral adquiere un significado mayor y muy singular, partiendo desde la promoción en salud y prevención de las enfermedades y complicaciones y no tanto desde la enfermedad y la curación.
Es indiscutible que el mundo cambia constantemente y conservar la armonía entre el desarrollo del ser humano y la salud se convierte en un literal reto, por lo que el conocimiento y la profundización en el tema de la salud integral mueve a cada persona a identificar, desarrollar y poner en práctica herramientas y habilidades para su conservación.
Esto hace que la salud no sea un asunto de uno, sino de tres elementos que logran armonizar. Por esta razón, al hablar de salud física nos referimos al adecuado funcionamiento de los diferentes órganos, aparatos y sistemas del organismo humano, y su correcto mecanismo depende directamente de la biología humana individual, el estilo de vida, el medio ambiente y el acceso y uso de los servicios de atención médica.
Continuando en esa misma línea, la salud mental tiene como peculiaridad que incide sobre la salud física y viceversa, viéndose ambas afectadas por las distintas alteraciones del estado de ánimo que van desde momentos de depresión y ansiedad hasta las diferentes manifestaciones de demencia. Sin restarle importancia, por último nos referimos en esta parte a la salud social, la cual se traduce cómo las condiciones en las que interactuamos en nuestro entorno para sobrevivir y cómo nos relacionamos con las personas, el trabajo y el ambiente que nos rodea.