Que lo primero sea lo primero. La tiranía de lo urgente

Pudiéramos decir que la palabra procrastinar se ha vuelto viral, al hacer referencia del acto de dejar para después o más tarde un asunto importante, por razones de ansiedad o pereza. Esta estrategia por asi decirle genera que los pendientes se acumulen haciendo que el estrés se haga presente al necesitar hacerlos a última hora. Por otro lado, pudiera pensarse que hacer las cosas lo antes posible seria el antídoto contra el procrastinar por el hecho de que es mejor tener todo listo a la mayor brevedad posible. En esta entrega nos proponemos hablar de la hermana gemela de la procrastinación: la precastinación. En algún momento hemos iniciado una tarea con la intención de terminarla lo antes posible, creando un tipo de ansiedad por empezar algo sin antes reflexionar a que tanta prioridad, utilidad y eficiencia tiene y sobre todo el esfuerzo que conlleva su realización esto es precrastinar. Se tiende a pensar que es un signo de productividad y capacidad resolutiva el atender al mismo tiempo de manera anticipada los asuntos, siendo todo lo contario, tanto la precastinación como la procastinación no son ni apropiadas, ni beneficiosa.  Los expertos en cuanto a la gestión adecuada del tiempo recomiendan que previa a la realización de alguna tarea debemos analizar pros y contras, cuál es la mejor opción, y contrastar entre varias posibilidades de acción, en el entendido de que hacerlo de forma inmediata no significa hacerlo mejor. Por lo tanto, refresquemos el termino eficiencia definiéndola como la capacidad para cumplir adecuadamente una función, para obtener el mejor resultado con la menor inversión posible. Sin embargo, para realizar un buen trabajo es imprescindible contar con planificación, análisis y tiempo. Un exceso de rapidez en la ejecución de una tarea fácilmente puede llevar a que la ejecución contenga errores, esté incompleta o no presente la calidad esperada.

El contenido de la lista de pendientes

Imaginemos estar haciendo una lista del supermercado y estando en ese lugar ir de un lado a otro colocando cada artículo según la prioridad o importancia mientras se completa la compra, aunque eso signifique volver a pasar más de una vez por el mismo lugar antes de llegar a la caja y pagar. Por lo tanto, una estrategia para evitar precastinar es hacer lo más corta posible la lista de los pendientes e identificar que nos puede llevar a actuar de manera tan impulsiva. Pudiera ser el instinto humano de actuar desde la duda o el miedo, por ejemplo, otra razón seria la meticulosidad, la racionalización o la ansiedad por demostrar lo responsable que somos por necesidad de obtener valoración y aprobación, otra de las características de las personas que precrastinan es la poca paciencia y la tendencia a la inmediatez, dado que les cuesta tolerar la espera. El hecho de tener tareas pendientes les genera un gran estrés y una carga mental que no saben gestionar, por ello optan por “limpiar el terreno” tan pronto como les sea posible, y son personas que tienen dificultades para distinguir entre lo urgente y lo importante, necesitan ocuparse de todo “ya”, aunque esto suponga una mala inversión de recursos y de tiempo. Precrastinar es una situación que nos sucede en mayor o menor medida, poder hacernos más conscientes de esta situación nos ayudará a detectar patrones que ocultan ansiedad, necesidad de valoración y miedo.


Es importante no caer en la trampa de lo urgente y entender que lo que realmente requiere la atención son las tareas importantes. Para evitar caer en la trampa de lo urgente hay que tener en cuenta que creemos urgente no lo es tanto, porque no es importante.

¿Qué es la precastinación?

Este término es relativamente nuevo, aunque el fenómeno detrás de él siempre ha existido y seguramente todo el mundo ha precrastinado alguna vez en su vida. La “precrastinación” es una palabra acuñada por el grupo investigador del profesor de psicología David Rosenbaum en un estudio publicado en 2014. De acuerdo a él, la precrastinación se puede definir como la tendencia de hacer las tareas lo antes posible, aun si eso implica tener que hacer más trabajo, perder más tiempo o que se produzca un coste extra que, de haberse esperado un poco, no se hubiera dado.

¿Existen algunos ejemplos cotidianos de precastinación?

La precastinación es más común de lo que quizás pensamos, es algo que la humanidad ha hecho a lo largo de toda su historia. Todos hemos precrastinado alguna vez, lo que pasa es que como este fenómeno todavía no había recibido un nombre, pasando de forma desapercibida por mucho tiempo.

¿Cuáles son las causas de la precrastinación?

Irónicamente, la causa principal de la precrastinación es la misma que la de la procrastinación: deshacerse de una emoción desagradable.

Centrémonos un momento en la procrastinación, con «O». Si prestamos atención, lo que hace que procrastinemos suele estar acompañado de una emoción fuerte e incómoda, sea lo que sea, es algo que no nos gusta sentir. Y, precisamente, dejar las tareas para después es una buena forma para deshacerse temporalmente de las emociones negativas. En la precrastinación, con «E», se da un proceso muy similar, casi idéntico. La diferenica es que en este caso la ansiedad, entre otras emociones, surge de la sensación de no tener las tareas hechas y de que se deberían hacerlas lo antes posible, aun si eso supone mayor esfuerzo o coste.

¿Cómo puedo evitar precastinar?

Como con la procrastinación, la precastinación implica tomar una decisión basada en qué nos haría sentirnos mejor en ese momento en vez de pensar en qué nos interesaría o beneficiaría a largo plazo y observar otras causas comunes que explican por qué muchas veces las personas hacemos una tarea antes de lo que sería ideal.

 

Precastinar: es el acto de esforzarse y darse prisa para tener hecho lo antes posible lo pendiente, aunque no siempre sea lo importante ni lo necesario. Lo que se traduce en hacer cosas antes de tomarse el tiempo de analizar su utilidad, por el simple hecho de tener todo listo y resuelto.

Related Posts

Menu